Tanto Tarek Abdalá Saad como Arturo Bermúdez Zurita, dos de los más cercanos colaboradores de Javier Duarte de Ochoa en su gobierno, e incluso amigos íntimos, no dudaron en traicionarlo y en declarar en su contra ante la Procuraduría General de la República y con ello evitar alguna investigación hacia ellos.
De igual forma lo hizo, Xóchilt Tress Jiménez, quien reconoció ser la amante de Javier Duarte, quien admitió que una residencia, dos terrenos, una camioneta de lujo y cerca de medio millón de pesos le regaló el ex mandatario con fondos públicos.
A esta lista se sumaron todos los prestanombres y operadores financieros de Duarte, quienes se acogieron al beneficio de un criterio de oportunidad para devolver bienes inmuebles, a cambio de declarar contra quien fuera su amigo y socio.
Durante la audiencia de etapa intermedia, la PGR dio lectura a sólo 47 datos de prueba contra el ex mandatario, aunque originalmente tenía más de 100.
Entre ellos, resaltaron las entrevistas de su ex tesorero Tarek Abdalá Saad, quie reconoció haber hecho los desvíos de recursos de diversas dependencias como la Secretaría de Seguridad Pública, Salud, Desarrollo Agropecuario, Educación y Desarrollo Social para cumplir con los gastos personales de Javier Duarte.
Aunque confesó asistir a los eventos sociales con su jefe, dijo que nunca fueron amigos, e incluso se distanciaron y que él sólo se limitó a obedecer órdenes, pero confirmó que Duarte sí desvío los fondos federales de Veracruz.
De igual forma lo hizo, Arturo Bermúdez Zurita, quien rechazó haberse prestado a desviar recursos que le ordenaba Javier Duarte cuando era gobernador, pero siempre supo que estaba cometiendo esas irregularidades, por lo que también negó que fueran amigos.
La ex directora del Insituto de Espacios Educativos Xóchilt Tress Jiménez confesó haber tenido una relación íntima con Javier Duarte, y que éste primero le compró una camioneta de lujo Land Rover, cuando un día ella le platicó que su auto no funcionaba bien. Posteriormente le compró una residencia en Boca del Río y después dos terrenos más. Además cada mes le entregaban 100 mil pesos para gastos personales que tuviera.
Moisés Mansur Cisneyros, Juan José Rodríguez Janeiro, Alberto Nava Soria, Gerardo Rosas Bocardo y José Antonio Bandín antiguos socios, prestanombres y operadores financieros de Duarte de Ochoa, también se apegaron al criterio de oportunidad que les brindó la PGR para no ser procesados, a cambio de declarar en contra del ex gobernador.
Todos coincidieron en que no eran amigos de Duarte, pero se acusaron mutuamente de que los demás sí lo eran, y confesaron que siempre supieron que los recursos que desviaban a empresas fantasma procedían del Gobierno de Veracruz.
Al acercarse la caída de Duarte de Ochoa, señalaron que todos se distanciaron del ex gobernador y no dudaron en incriminarlo y responsabilizarlo de comprar más de un centenar de bienes inmuebles con varios cientos de millones de pesos, que ni siquiera ellos saben a cuánto asciende la cantidad.