El ORFIS, garantía de opacidad e impunidad

Por Primer Párrafo y ONEA México

En su desesperada búsqueda por reelegirse al frente del Órgano de Fiscalización Superior (Orfis), Lorenzo Antonio Portilla Vásquez emprendió una férrea campaña mediática para intentar minimizar el desprestigio en que se encuentra sumido dicho organismo, constantemente señalado por ser omiso ante la opacidad e impunidad en los malos manejos de recursos públicos en Veracruz.

A menos de un mes de vencerse el periodo para el que fue designado auditor general del Orfis hace siete años, el contador público xalapeño de 62 años no tiene el menor empacho en buscar repetir en el cargo por otros siete años.

Portilla Vásquez asumió como auditor general del Orfis en el año 2012, durante la plenitud del poder de Javier Duarte de Ochoa.

Sus detractores lo acusan de presuntamente haber encubierto las múltiples irregularidades y desvíos de recursos públicos cometidos por el exgobernador priista —de quien también fue compañero de partido— desde el inicio de su gestión en 2010 y hasta el 2016, delitos por los que aún permanece en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México.

Tan sólo el análisis de la Cuenta Pública del gobierno del Estado correspondiente al año 2016 —el último año de ejercicio de Javier Duarte—, arrojó un presunto daño patrimonial entre estado, municipios y demás entes fiscalizables por 12 mil 592 millones 249 mil 805.29 pesos.

La respuesta de Lorenzo Portilla a los señalamientos en su contra es que, durante los seis años de gobierno de Javier Duarte, el Orfis presentó “las denuncias de hechos correspondientes a todo lo que detectamos, nunca hemos ocultado nada”.

En campaña

Desapegado de los reflectores durante largos años, en los que más bien trabajó en las sombras y en los que era común verle evitar a la prensa, durante el tercer trimestre de este 2019 Lorenzo Portilla Vásquez tuvo que salir a la luz pública para empujar su campaña reeleccionista, dedicando tiempo a la autopromoción mediante un carrusel de entrevistas en diversos medios de comunicación, en la página oficial del Orfis y hasta en las redes sociales.

Más aún, en su intento por que la opinión pública y sobre todo los Poderes Ejecutivo y Legislativo cambien la percepción que tienen de su trabajo al frente del órgano fiscalizador, se dio a la tarea de difundir informes mensuales con el slogan “Por una fiscalización superior confiable, oportuna y eficaz”, en los que detalla sus labores y desmenuza las investigaciones que se siguen a cada uno de los 340 entes fiscalizables.

También destacó, cada vez que pudo, las 176 denuncias penales de hechos que ha presentado el Orfis durante su gestión ante la Fiscalía General del Estado y algunas ante la Fiscalía General de la República en contra de 2 mil 500 exfuncionarios estatales y municipales involucrados en un presunto daño patrimonial total estimado en 34 mil millones de pesos.

Y aunque aseguró que los abogados del órgano fiscalizador dan seguimiento a las denuncias interpuestas, dijo desconocer la situación que guardan en los Ministerios Públicos las averiguaciones previas, sentencias o encarcelamiento de los denunciados.

Pese a ello, el desempeño del xalapeño siempre ha estado fuertemente cuestionado por el Poder Legislativo, tal y como ha quedado de manifestó durante las comparecencias anuales que ha ofrecido en el Congreso del Estado, en donde se han repetido algunos de los señalamientos en su contra: que las mayores irregularidades en las finanzas de Veracruz son detectadas por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) y no por el organismo fiscalizador de Veracruz, que desde este último se han encubierto anomalías de pasadas administraciones y que además, sirve a intereses políticos. También son constantes los señalamientos de diputados y otros actores políticos en torno a la contratación irregular de despachos contables.

La continuidad

La tarde del 2 de septiembre de este año, Lorenzo Portilla acudió al Congreso del Estado a inscribirse en el proceso de selección y designación al cargo de auditora o auditor general del Orfis para el periodo 2019-2026, negando tener algún padrinazgo político para alcanzar su objetivo.

“Mi padrino es mi madre que en paz descanse, traigo a mi madre siempre conmigo”, aseguró.

Aquel día fijó un posicionamiento y ofreció la que aseguró sería la última entrevista a los medios de comunicación pues se enfocaría a continuar sus labores en el organismo fiscalizador y a esperar los tiempos marcados por el Congreso.

De sus aspiraciones dijo que tienen como propósito “dar continuidad al trabajo desarrollado para consolidar al Orfis como un ejemplo de modernidad, transparencia y cumplimiento del deber”.

Para ello se presentó como “un ciudadano más” que busca dirigir el destino de la fiscalización sin sesgos partidistas y sin pugnas personales, para servir a la población que quiere ver reflejado su esfuerzo en obras y acciones de su gobierno con el uso pulcro de los recursos públicos.

Y en ese contexto el contador público presumió de sus conocimientos técnicos y normativos de la fiscalización. También presumió ser “un servidor pulcro” que está preparado y conoce profundamente el cargo y el quehacer de la fiscalización y que en un nuevo ciclo institucional aspira a ser un hombre útil para la transparencia y la rendición de cuentas.

Sin embargo, negó que para alcanzar su meta tenga alguna ventaja sobre sus 53 competidores, y aun cuando ostenta el cargo de auditor general, sostuvo que la decisión final dependerá de la votación de los diputados locales.

“Mi prioridad en estos momentos en el Orfis es concluir los informes individuales, generales y especiales de las cuentas públicas 2018, por lo tanto, no podría alejarme de mi encomienda principal. Sin embargo, para no dar pie a suspicacias me mantendré en un periodo de silencio respetuoso del proceso de selección, aun cuando estoy consciente que podré ser blanco de ataques para empañar mi trabajo y mi trayectoria, me mantendré trabajando en un periodo de bajo perfil, acudiendo a eventos públicos únicamente cuando mi encargo me obligue ante este Congreso para las reuniones propias de la fiscalización que me corresponde atender y cuando sea llamado como parte del proceso de selección”, reiteró Portilla Vásquez.

“Me denunciaron”

Dos hechos recientes han marcado el desempeñó del auditor general. El primero ocurrió en marzo de 2018 cuando se exhibió documentación presuntamente firmada por Portilla Vásquez en la que recibía 20 millones de pesos del gobierno de Javier Duarte a cambio de ocultar los desvíos de recursos cometidos en el año 2014 y de lo cual salió ileso luego de que el entonces fiscal Jorge Winckler Ortiz lo deslindará.

“Se atrevieron a falsificar mi firma y me denunciaron porque había yo recibido dinero, obviamente actuamos en consecuencia y no hubo nada”, sostuvo Lorenzo Portilla.

El 17 de julio de este año, el mismo funcionario fue denunciado por el delito de ejercicio indebido del servicio público por violar el artículo 67 de la Constitución del Estado de Veracruz, que en su fracción III, numeral ocho y párrafo noveno establece que “durante el ejercicio de su cargo, el titular del Órgano de Fiscalización Superior del Estado no podrá formar parte de ningún partido político”.

Lo anterior debido a que Lorenzo Portilla es militante del Partido Revolucionario Institucional (PRI), según consta en la lista de miembros afiliados a este partido político publicada en su página web oficial, más aún, se reveló que Portilla Vásquez trabajó en la campaña por la gubernatura de Veracruz en 2010 como contralor del Comité Directivo Estatal del PRI, cuyo candidato era Javier Duarte de Ochoa.

Aun así, a Portilla Vásquez no le parece inmoral quererse reelegir cuando ni el presidente de la República pretende hacerlo, de hecho, matiza diciendo que lo que busca “es la continuidad y si los diputados y diputadas así lo determinan yo estoy en la mejor disposición de hacerlo”.

Un mar de corrupción

Esa postura del auditor general fue reprobada por Víctor Molina Barrón, administrador de empresas con estudios superiores en fiscalización y rendición de cuentas, quien también contendía por el cargo y por segunda ocasión quedó al margen.

En entrevista, Víctor Molina lamentó que Portilla Vásquez esté por cumplir siete años en el cargo y busqué mantenerse otros siete, “¡pues ya que se quedé ahí otros 500 años!”

De su análisis hecho a la situación actual del Orfis, del cual fue fundador y colaboró en la redacción de su Código de Ética, observa que a punto de cumplir 20 años, en el Orfis persiste la opacidad.

Por ejemplo menciona la retención que hace el órgano fiscalizador a los constructores de “cinco al millar” equivalentes a unos 30 millones de pesos anuales, y que en siete años superan los 210 millones de pesos, “que no sabemos en qué se aplicaron, tenemos que saber a dónde se destinaron, se supone que esta retención es para la supervisión y vigilancia de una obra.

También recuerda que en todo sistema democrático las instituciones tienen la obligación de cambiar a sus titulares y fomentar la renovación, “por salud, simple y sencillamente”.

Sin embargo, “vivimos en un mar de corrupción, ya basta, hay que hacer las cosas diferentes porque el que hace las cosas igual va a obtener los mismos resultados, eso lo dijo Alberto Einstein”, agrega.

Y se extiende: “Es preocupante lo que está pasando en nuestras instituciones porque no hemos podido parar la corrupción, tenemos muchas entidades fiscalizadoras: el Sistema Nacional Anticorrupción, la Secretaría de la Función Pública, la Auditoria Superior de la Federación, las contralorías de los estados, los órganos de fiscalización en los estados, los institutos de transparencia, los órganos internos de control, los códigos de ética y de conducta y aun así, con todos estos organismos no hemos podido parar la corrupción, la corrupción sigue siendo la misma  y tal vez hasta peor, entonces, necesitamos hacer un cambio y meternos mucho a la cultura de la legalidad”.

También, dice Víctor Molina se debe atacar el nepotismo en las instituciones, plagadas por hombres y mujeres, quienes, al asumir un alto cargo, “de inmediato quieren meter a trabajar a toda su familia”.

Por último, confío en que esta vez el Congreso del Estado no se vuelva a equivocar en la designación del nuevo auditor general como ocurrió en 2012, y ahora se nombrará a quien tenga la mejor experiencia en la fiscalización y rendición de cuentas. Para ello, dijo, se debe hacer de lado “la política a la antigüita” y dejar de pensar en nombrar a su gente, en detrimento de los hombres y mujeres más capaces.

Se requiere de una mujer

En ello coincide Blanca Elena Gómez Bello, quien aspira a ser la primera auditora general de Veracruz. “A la fecha, al día de hoy no hay una mujer al frente del Orfis y hablamos de veracruzanas con muchísima preparación, experiencia y trayectoria, entonces, ya es tiempo de que exista una”, dice.

Procedente del Poder Judicial, en donde ha colaborado directamente con cinco magistrados presidentes, Blanca Gómez tiene experiencia en la Contraloría Interna y en el manejo del Fondo Auxiliar en dónde anualmente se administran y auditan hasta 600 millones de pesos.

Una de sus propuestas es realizar auditorías a los entes que ya han tenido reincidencia en observaciones “y trabajar en coordinación con la Contraloría que tiene mucho acceso a la información antes de concluir el ejercicio”.

Dijo que el proceso de fiscalización es muy largo y por lo tanto se requiere no esperar a que termine el periodo para iniciar las auditorias y en esa medida auditar a las instancias reincidentes.

Falta capacitación

Antonio Ramón Rodríguez Vázquez, licenciado en derecho con maestría en Administración Pública y certificación expedida por el Orfis en materia de legalidad y una patente para el ejercicio del notariado es otro aspirante a dirigir dicho organismo.

Ya se desempeñó como auditor especial social, teniendo a su cargo la capacitación y recorridos con las contralorías sociales de los ayuntamientos.

En el año 2012, por mes y medio fue encargado de despacho y fue él quien, ante la salida de Mauricio Audirac Murillo, entregó la oficina precisamente a Francisco Portilla Vásquez.

Antonio Ramón Rodríguez considera que muchas de las observaciones que se realizan durante las auditorías y procesos de fiscalización se deben a la falta de capacitación de los funcionarios públicos, aspecto, que dijo debe ser atendido con urgencia.

“Por la experiencia que tuve cuando trabajé en el órgano creo que hay que apostarle a la capacitación. Me tocó recorrer gran parte del estado, visitar ayuntamientos que son muy pequeños, en donde hace falta mucho la capacitación, creo que la ciudadanía lo que más quiere son resultados no le veo yo como ciudadano que haya una sanción para un servidor “equis” o “ye” porque hizo mal las cosas, lo que los ciudadanos necesitamos es que las cosas se hagan y se hagan bien”.

54 por un puesto

En tanto, la Comisión Permanente de Vigilancia del Congreso del Estado concluyó la revisión de expedientes de los aspirantes a auditor general del Orfis, mediante la cual se descartó a 8 hombres y mujeres que carecían del perfil profesional para el cargo, quedando 54.

Entre el 6 y 12 de septiembre, los 15 diputados integrantes de la Comisión entrevistaron a los 54 aspirantes que reunieron todos los requisitos establecidos en la convocatoria para que de viva voz se presenten y expongan sus propuestas.

Al término de la etapa de entrevistas, la Comisión volverá a reunirse para emitir el dictamen donde definirá quiénes son los o las tres finalistas de entre los cuales saldrá la o el próximo titular del Orfis.

Dicha terna será votada por el pleno legislativo en sesión extraordinaria, a celebrarse el próximo 26 de septiembre. Un día después, quien resulte electo en dicha sesión estará ya en funciones al frente del órgano fiscalizador.

El presidente de dicha Comisión, diputado Eric Domínguez Vázquez, aseguró que “no hay ventajas ni privilegios para nadie” y sostuvo que todos los aspirantes participan en igualdad de condiciones, en un proceso público y transparente y con las mismas posibilidades de contar con el voto del pleno legislativo.

Por lo que hace a Portilla Vásquez Desde, desde la tarde del 2 de septiembre en que salió del Congreso con la ficha número 54 de los 62 inscritos, ha cumplido con su palabra y se ha mantenido alejado de los medios de comunicación, esperando ser designado.

En los próximos días el Congreso deberá definir si respaldan la continuidad o se inclinan por un cambio en el Orfis.