La corrupción es, tal vez, la principal problemática de nuestro país. Esto es así porque a lo largo del tiempo y luego de constante impunidad, su práctica se ha normalizado. Aunado a ello, suele conocerse popularmente poco sobre su naturaleza. Lo que muchas veces se considera simplemente como sobornos y desvíos, en la realidad se traduce a todo un abanico de posibilidades que han sido utilizadas para el beneficio de unos cuantos, y en detrimento de la amplia mayoría.
Se trata de un asunto de suma importancia, pues aunque parecen únicamente hechos aislados, de una u otra forma restan en nuestra calidad de vida, al ser una afrenta directa a nuestros Derechos Humanos. Todas las afectaciones que desata se podrían evitar, rompiendo con el ciclo de su ejercicio. Si buscamos combatir la corrupción, es fundamental darla a entender a la ciudadanía en general, a modo que podamos hacerle frente colectivamente, y eventualmente detener su práctica.