Elizabeth Hernández
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, aceptó frenar la migración hacia territorio estadounidense con medidas inmediatas.
Sin embargo, la mandataria mexicana desmintió dicha declaración y señaló que México no cerrará sus fronteras, priorizando el respeto a los derechos humanos.
Trump difundió en Truth Social detalles de la conversación sostenida con Sheinbaum, calificándola como “maravillosa”.
Según el magnate, la presidenta habría aceptado implementar acciones inmediatas para detener la migración a través de México, cerrando efectivamente la frontera sur de Estados Unidos.
Además, aseguró que la conversación abordó el combate al flujo de drogas hacia su país.
Por su parte, Sheinbaum destacó que la conversación se centró en compartir la estrategia integral que México aplica en materia migratoria, enfocada en la atención temprana a migrantes en su territorio.
“No se trata de cerrar fronteras, sino de construir puentes entre gobiernos y pueblos”, expresó la mandataria en un mensaje dirigido a medios.
La llamada se produjo tras el anuncio de Trump de imponer aranceles del 25% a productos mexicanos y canadienses si esos países no logran frenar el tráfico de drogas y la migración irregular hacia Estados Unidos, medida que Sheinbaum advirtió podría violar el tratado comercial entre los tres países (TMEC).
Sheinbaum informó también que compartió los avances de la estrategia mexicana para prevenir el consumo de fentanilo, una problemática que deja miles de muertes anuales en Estados Unidos.
Indicó que la conversación con Trump abordó el reforzamiento de la cooperación bilateral en seguridad, siempre dentro del respeto a la soberanía mexicana.
El intercambio ocurre en un contexto de disminución en el flujo migratorio hacia Estados Unidos, derivado de los controles implementados por México en su frontera sur.
Sin embargo, las tensiones entre ambos países persisten, especialmente por las exigencias del gobierno estadounidense respecto al combate al narcotráfico.
La postura divergente entre ambos líderes subraya los retos de la relación bilateral, que en enero enfrentará un nuevo escenario con la llegada de Trump a la Casa Blanca.