Nuestro país enfrenta una grave crisis alimentaria. Por un lado, alberga cerca de 35 millones de personas cuya condición económica les impide acceder a una alimentación adecuada y, por otra parte, reporta un desperdicio estimado de 20 millones de toneladas de comida cada año.
La inseguridad alimentaria que padece el 34% de la población mexicana (de acuerdo con los reportes más recientes del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social), se agrava al considerarlos altos niveles de pérdida y desperdicio de alimentos que se observan en nuestro país.
El Banco Mundial ha estimado que en México se desperdicia el 35% del total de los alimentos producidos en todo el territorio. Lo anterior, representaun costo de 25 mil millones de dólares, equivalente al 2.5% del producto interno bruto nacional.
Esta organización identificó como puntos críticos en el desperdicio alimentario la falta de infraestructura adecuada, la ausencia de capacidad para cumplir con estándares sanitarios y la escasez de incentivos económicos, lo que afecta de forma directa la cadena de suministro desde la producción primaria hasta los mercados mayoristas y minoristas, los hogares y los servicios de hospitalidad.
El informe del Banco Mundial distingue que, de las millones de toneladas de comida que se pierden cada año, al menos 11 millones encuentran su origen de los hogares. No obstante, apuntó que la cantidad de alimentos desperdiciados en la etapa de producción primaria aún se desconoce en gran medida, por lo que estima una pérdida de hasta 30 millones de toneladas anuales como límite inferior de un amplio, pero indeterminado, rango de pérdida y desperdicio de alimentos en México.
En su dimensión social, el reporte señaló que la cantidad de comida desperdiciada en nuestro país es una fuente importante de alimentos potencialmente comestibles que podrían utilizarse mucho mejor en vez de enviarlos a los rellenos sanitarios o a vertederos de basura.
Sobre este punto, destacó que una redistribución de los alimentos desaprovechados en la cadena de suministro podría proporcionar, anualmente: 48.3 kg de carne de res, 21.7 kg de arroz y 80.9 kg de jitomate; los cuales, podrían destinarse a la nutrición de los 53 millones de habitantes que viven en situación de pobreza en nuestro país.
Es por ello que, en conmemoración del reciente Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y Desperdicio de Alimentos, hacemos un llamado a las autoridades de los tres órdenes de gobierno y a la sociedad en su conjunto a restructurar las prioridades de consumo y generar un sistema alimentario sostenible, encaminado a erradicar la paradoja del hambre en un contexto de pérdida y desperdicio.
Te invitamos a leer el informe del Banco Mundial en la siguiente liga: