En relación con el mes de agosto de 2022, la canasta básica se ha encarecido 6.4% en las zonas urbanas y 6.2% en las áreas rurales del país. 

De acuerdo con las cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), durante el segundo trimestre de este año el precio de la canasta básica en las ciudades alcanzó los $2,220.46; esto es, $134.25 más que en agosto de 2022. 

En el mismo periodo, las regiones rurales presentaron un incremento de $99.31 en el costo de estos alimentos, considerados el estándar mínimo para el bienestar de las personas. 

La evolución de este indicador, denominado “Línea de Pobreza Extrema por Ingresos” (LPEI) también reflejó una variación mensual de +1.3% en el ámbito urbano y de +1.6% en áreas rurales entre julio y agosto de este año.

En su informe, el CONEVAL estableció que el 37.8% de la población mexicana percibe un ingreso laboral inferior al valor monetario de la canasta alimentaria. A pesar de que ello representa una disminución del 0.5% respecto del año anterior, esto ocurrió aparejado de un menor aumento en el empleo y un encarecimiento de los alimentos básicos. 

Las entidades con mayor porcentaje de pobreza laboral, es decir, de población incapaz de adquirir la canasta básica haciendo uso de todo su salario, son: Chiapas (67.0%), Oaxaca (59.4%) y Guerrero (58.1%). En el extremo contrario se ubican Baja California Sur (16.0%), Baja California (19.9%) y Chihuahua (23.4%).

El Consejo Nacional destacó que, no obstante, entre el primer y el segundo trimestre de 2023 la mitad de las entidades federativas del país reportaron una reducción en la pobreza laboral. Entre ellos, destacan Chihuahua (-3.8%), Tlaxcala (-3.4%) y Durango (-3.3%). Por su parte, los estados que registraron un aumento importante en tal indicador fueron Hidalgo (+5.2%), Veracruz (+3.7%) y Aguascalientes (+2.6%).  

Del mismo modo, entre marzo y junio del año actual, la LPEI promedio incrementó, respectivamente, 8.8% y 9.3% en el ámbito rural y urbano. En ambos casos, los alimentos y bebidas consumidas fuera del hogar tuvieron la mayor incidencia en su variación porcentual anual. En las zonas rurales, la tortilla de maíz y el huevo de gallina ocuparon el segundo y tercer lugar con más incidencia; mientras que, en las ciudades, se concentró en la leche pasteurizada de vaca y otros alimentos preparados.