Elizabeth Hernández
Juan Manuel Rodríguez González, estudiante de la Facultad de Derecho y Criminología (FACDYC) de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), publicó un video en redes sociales en el que señala como fue víctima de abuso sexual por parte de compañeros de La Tuna, un grupo estudiantil cultural al que se unió por su pasión por la música y el derecho.
Rodríguez González relató que después de su primera presentación con La Tuna, el encargado del grupo, Javier Alejandro Limón Manchilla, le dijo que tenía que recibir una bienvenida o “novatada”, y fue ahí donde fue abusado sexualmente por otros compañeros y personal administrativo.
El estudiante explicó que el encargado los llevó a él y a otro joven a la Facultad de Ingeniería Mecatrónica y Eléctrica (FIME), les taparon los ojos y los llevaron a un cubículo en el centro cultural. Después los llevaron a los baños del mismo piso, los golpearon y lo obligaron a realizar actos sexuales.
Aunque las novatadas escolares son una práctica que se ha extendido en muchos países del mundo, especialmente en los niveles de educación secundaria y superior, para integrar a los nuevos alumnos a la comunidad estudiantil, en muchos casos estas actividades se han convertido en actos violentos y humillantes.
Claudia Barbosa Luna, psicóloga y pedagoga experta en temas de abuso escolar, explicó a ONEA que “la violencia en las novatadas escolares puede tomar muchas formas, desde golpes y empujones hasta insultos y humillaciones públicas. A menudo, los estudiantes mayores justifican estas acciones como una forma de “diversión” o “tradición”, pero la verdad es que estas prácticas pueden tener graves consecuencias para la salud emocional y física de los novatos”.
La experta también sostiene que la violencia en las novatadas escolares puede tener un impacto negativo en el ambiente escolar en general porque “cuando los estudiantes ven que estas actitudes son toleradas o incluso aplaudidas, pueden llegar a aceptar estos comportamientos como normales y comenzar a ejercerlos ellos mismos” y advierte que “esto puede generar una cultura escolar tóxica y dañina para todos los estudiantes”.
ENCUBRIMIENTO EMPAÑA INVESTIGACIÓN
Rodríguez González también señaló que Alejandro Ruiz Barragán, una de las personas involucrados en este abuso, es hijo de Alfonso Rafael Ruiz Torres, titular de la clínica de justicia penal de FACDYC, y que el encargado de La Tuna es el sobrino de Leonardo Limón, operador político y compañero del exdirector de la facultad, Manuel Acuña.
Según el relato de Rodríguez González, ambos trabajadores fueron contratados por Manuel Acuña, quien fue inhabilitado como director de esa facultad por desvío de recursos públicos al utilizar camiones escolares para acarrear alumnos a los actos de campaña de Ivonne Álvarez, quien en ese entonces competía para ser gobernadora de Nuevo León.
El estudiante ha pedido justicia y que se revisen los documentos que presentó en su denuncia para comprobar su relato. También ha cuestionado por qué el trabajador Alonso Martínez Arrieta no entregó documentos claves al Ministerio Público, y señaló que la carpeta de su caso, que se encuentra en la Unidad Especializada de Delitos Sexuales desde hace un año, aún no ha sido revisada.
La falta de transparencia y apoyo por parte de las autoridades de todos los niveles en este caso es alarmante para la psicóloga Claudia Barbosa, quien explicó que “si un estudiante ha sufrido violencia durante una novatada y no ha recibido ayuda de las autoridades, puede enfrentar una serie de consecuencias emocionales y físicas a largo plazo como sentimientos de vergüenza, culpa y aislamiento, lo que puede llevar a problemas de salud mental como ansiedad, depresión o estrés postraumático”.
Barbosa Luna aseguró que es fundamental que los estudiantes se sientan seguros en los entornos escolares, ya que “cuando las autoridades no toman medidas para detener la violencia y encubren el problema, esto puede perpetuar la cultura del silencio y la impunidad que tanto daño hace al país cada día”.
La experta sostiene que además las escuelas, especialmente las que operan con recursos públicos, deben ser totalmente transparentes y abiertas sobre los casos de violencia escolar, no solo para que se puedan tomar medidas para prevenir casos futuros, sino para asegurar que quienes ya han sido víctimas reciban justicia plena.
Usuarios en redes sociales dieron eco a la denuncia del joven con la etiqueta #JuanNoEstásSolo, al tiempo que exigieron que Samuel García, gobernador de Nuevo León, intervenga en este caso de manera urgente para garantizar la integridad de la víctima y su familia.
Otros usuarios señalaron que “la violencia machista nos afecta a todas y todos. Su expresión favorita es la violencia sexual, someter, humillar y lesionar a la otra persona desde lo genital y lo sexual. Entre varones, además, hay un grado de naturalización que invisibiliza el abuso”.
Para Barbosa Luna, la violencia escolar entre varones es mucho más difícil de erradicar porque se considera una prueba cultural que válida su hombría, por lo que quejarse o hacer público el abuso es visto como un signo de debilidad o traición. Esto se hace aún peor cuando se involucran actos sexuales, ya que eso suma un estigma diferente para la víctima.
“La violencia sexual entre hombres es un reflejo de problemas más amplios de género y poder en nuestra sociedad. Es importante que trabajemos juntos para desafiar estas normas culturales dañinas y promover una cultura de igualdad y respeto”, concluyo la experta.